BLOG DE MARIA CINTA MONTAGUT

martes, 22 de mayo de 2018


Es posible que un día
tengamos que olvidar lo que aprendimos
y el celuloide rancio nos devuelva
unos rostros sin nombre
un paisaje con cisnes
un lago alpino
y una cascada al fondo.
La caja de madera era de mantecados
de alguna navidad
de esas
con canelones y parchís,
un mantel con bordados azules
única pertenencia salvada de la guerra.
La caja de madera
en el último estante del armario
guarda para siempre la memoria
de ese viaje incierto
al que llamamos vida.

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