El tiempo naufraga siempre en unos ojos.
Como cadena enlaza las cinturas,
los cuellos,
las muñecas,
pone grilletes en unos pies desnudos,
traspasa las mejillas horadadas
por el fuego y los besos,
se funde con el olor antiguo del silencio,
pesa sobre cuerpos vacíos un instante
y alcanza el final del laberinto
siempre
De El tránsito del día
Como cadena enlaza las cinturas,
los cuellos,
las muñecas,
pone grilletes en unos pies desnudos,
traspasa las mejillas horadadas
por el fuego y los besos,
se funde con el olor antiguo del silencio,
pesa sobre cuerpos vacíos un instante
y alcanza el final del laberinto
siempre
De El tránsito del día
No hay comentarios:
Publicar un comentario