Después de haber hablado largamente
sin saber que la voz y las palabras
son apenas unas gotas de agua,
o una brizna de tierra que se escapa
no se puede volver,
no queda ya ninguna puerta abierta,
ningún camino por el que perderse.
Después de haber hablado
ya todo el tiempo es nuevo
para correr sin mirar nunca atrás.
De La espera inevitable
sin saber que la voz y las palabras
son apenas unas gotas de agua,
o una brizna de tierra que se escapa
no se puede volver,
no queda ya ninguna puerta abierta,
ningún camino por el que perderse.
Después de haber hablado
ya todo el tiempo es nuevo
para correr sin mirar nunca atrás.
De La espera inevitable