BLOG DE MARIA CINTA MONTAGUT

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Otro poema antiguo

                                                    Mis ojos no se paran sino donde estás tu
                                                                       Ibn Hazan

Buscar el límite como el camino.
Venas, color, manos, desierto, huella,
tañido de campana en la ciudad despierta,
tu cuerpo y esa fina guirnalda de palmeras
que en la ventana acecha tu mirada.
La luz combate la celosía inmóvil
mientras el viento huye de mi pecho.
El fuego se hace daga en la boca,
herida entre os labios,
palabra.

De Volver del tiempo

lunes, 26 de septiembre de 2011

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un poema antiguo para la estación que entra

Cuando el otoño vuelve,
y sabes que es un tópico decirlo,
te acaricio, te beso, te desnudo,
aunque haya maleza en los campos
aunque amanezca el frío cada tarde.
Nada es igual
y todo es como era.
Devorar paso a paso la angustia
como agudo cristal
cuando el otoño vuelve y te acaricio.

De Volver del tiempo

domingo, 18 de septiembre de 2011

En este tiempo oscuro de memorias
voy tras de tí, acaso como antes
de que el reloj devorara las horas
de la noche más tierna
o del olvido.
Voy tras de tí por no esperar a solas
junto al silencio de los atardeceres
en este lado del espejo.

De Teoría del silencio

martes, 13 de septiembre de 2011

Un poema acorde con los tiempos

Presiento la llegada del silencio
tras la imperiosa furia de las olas
de este mar que no existe,
tras la infinita lluvia de cristales
en el turbio amanecer de las palmeras.
El asfalto caliente se hace río de sangre
la piel desaparece del asombro nocturno
y ya los ojos no iran la mañana.

De La voluntad de los metales

lunes, 5 de septiembre de 2011

Tienen las cosas en las que creemos
una fecha que indica
su caducidad improrrogable,
un código de barras
para facilitar la redacción de la factura,
un precio en las rebajas
y un folleto que explica
su virtud y su uso.
Qué importa si esas cosas
un día nos hicieron soñar.
Qué importa ya si un tiempo
vivimos con su nombre
impreso en nuestra frente
si estuvimos en calles, plazas y estaciones
y cantamos
sus sílabas en el silencio de la tarde.
Todo termina perdido en un incendio
porque siempre, siempre
el desastre es inevitable.

De  La espera inevitable