BLOG DE MARIA CINTA MONTAGUT

domingo, 16 de octubre de 2016


En una habitación de hotel
las cortinas esconden las luces de la tarde
gotea a intervalos regulares el grifo del lavabo
y se oyen lejanos los silbidos del tren.
Es una habitación sencilla,
no daba para más el presupuesto,
con apliques dorados y un perchero
donde colgar la noche
y la mochila de los días perdidos
y de los desengaños.
Al pasar de los años
el equipaje se hace más pesado
y el viaje continúa inagotable
a través de una piel o de unos ojos
aunque se, desde siempre,
que yo nunca viajaré a Dinamarca.