Más allá de palabras,
del límite preciso de la piel,
del borde mismo de los cuerpos,
de la aguda verdad de la mirada
se oculta todo aquello
que alguna vez perdimos
en las noches sin sueño
en las que el amor
fue sólo un simulacro.
De la espera inevitable
del límite preciso de la piel,
del borde mismo de los cuerpos,
de la aguda verdad de la mirada
se oculta todo aquello
que alguna vez perdimos
en las noches sin sueño
en las que el amor
fue sólo un simulacro.
De la espera inevitable
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