En la
fragilidad del alba
se dibuja la
vida
y los
caminos transitados
en el
cristal de la ventana.
Los reflejos
despiertan
la soledad
de los espejos.
El sol
mordisquea las horas
en la
quietud de la mañana.
Extrañas son
las sombras
del polvo en
las paredes.
Todo parece
inmóvil
y en cambio
todo fluye
hacia un
final sin tiempo.
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